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sábado, 23 de marzo de 2013

LEON V de ARMENIA, I SEÑOR de MADRID

Escudo de armas del Reino Armenio de Cilicia
(1078-1375)

El último reino de Armenia se configuró como un estado independiente en el año 1078 cuando grupos de armenios huyendo de las invasiones de los turcos selyúcidas, se afincaron en Cilicia, la región sudoriental de la presente Turquía, poniendo a salvo vidas y tradiciones armenias.  El nuevo reino fue fundado por la dinastía de los Rupénidas, una rama menor de la gran familia de los Bagrátidas. 

León V (o VI) de Armenia
(1342-1393)

León V de Armenia de la casa de Lusignan, nació en Chipre en 1342, hijo de Juan de Lusignan e Isabel de Armenia, esta última descendiente de  Rupén,  fundador de la dinastía  de los Rupénidas.  Con el apoyo de los cruzados, el reino de Cilicia duró  hasta  1375 cuando fue invadido por los mamelucos y el rey León, su esposa, Margarita de Soissons  e hijos, trasladados a Jerusalén y luego a El Cairo donde se los mantuvo en prisión.


Reino Armenio de Cilicia
(1078-1375)
El franciscano Jean D´Ardel, secretario y confesor del rey,  y posteriormente obispo de Tortíboli en el reino de Nápoles,  envió cartas de petición de socorro desde la capital egipcia a un buen número de reyes cristianos de toda Europa.  En 1379, el mismo León envió su propio sello y credenciales al reino de Aragón, donde a fines de 1380 lo recibiría don Pedro IV, el Ceremonioso.  Asimismo, el fraile continuó su demanda de rescate para el rey León de Armenia  en muchos otros reinos de Occidente.  A mediados de 1382, D´Ardel regresó a El Cairo con tropas al mando de Juan de Loric financiadas por Aragón y Castilla.  Liberado, el monarca armenio llegó a Venecia a fines de 1382 y de allí se trasladó a Aviñón  a rendirle homenaje al papa Clemente VII y solicitarle la convocatoria de una nueva cruzada para liberar al reino de Armenia, el último bastión de la Cristiandad en el Oriente, a la sazón dominado por los musulmanes.  León V continuó su viaje sin una promesa papal ya que su principal objetivo era agradecer al señor de Aragón  su rescate y más tarde recalar en la corte de don Juan I de Castilla.  El monarca castellano, gran caballero, le trató como a un miembro de la realeza y le concedió el señorío de Madrid, Andújar y Villareal (hoy, Ciudad Real)  que suponía una renta de 150,000 maravedíes.  Una fortuna en aquella época.  León V de Armenia, ahora León I, señor de Madrid, se afincó temporalmente en el lugar, dispuso reformas en el Alcázar y ejerció su dominio señorial durante diez años. 


Alcázar de Madrid
En 1384 León se trasladó a París porque el rey Carlos VI de Francia le había cedido el señorío de Saint-Ouen, un castillo con importantes rentas.  Y  durante el período 1389-1392, ejerció como mediador entre los monarcas de Inglaterra y Francia, con el ánimo de conseguir que las tropas enfrentadas en la guerra de los cien años se coaligaran en favor de una cruzada que rescatara sus perdidos dominios para la cristiandad.
Sin recuperar su trono, León V, rey de Armenia y señor de Madrid,  falleció en París el veintinueve de noviembre de 1393. Adorna su tumba una efigie labrada en vida del monarca.  León V porta cetro en una mano (posteriormente extraviado durante la Revolución Francesa) y guantes en la otra, un símbolo de su carácter de soberano.

Tumba de León V de Armenia en
la Basílica de Saint-Denis (Paris, Francia)

León V de Armenia, descansa hoy en la basílica real de Saint- Denís de París.
León V de Armenia tuvo una hija legítima, Marie de Lusignan, que murió en El Cairo en 1381 y dos hijos ilegítimos, Guido de Armenia (m. 1405) y Esteban de Lusignan, un caballero en Sis.   Al morir el rey, el título de rey de Armenia lo tomó un primo lejano,  Jaime I de Chipre.

Violeta Balián, 2013




Fuente:  T.S.R. Boase, ed., The Cilician Kingdom of Armenia, Scottish Academic Press, 1978.
Blog de heráldica  www.blogdeheraldica.blogspot.com

jueves, 21 de marzo de 2013

PRESENTACIÓN EN LA SALA SIRANOUSH de Buenos Aires

Nélida Boulgourdjian-Toufeksian y Juan Carlos Toufeksian


El martes 12 de marzo se presentó en la Sala Siranush del Centro Armenio el libro "Inmigración armenia en la Argentina. Perfiles de una historia centenaria a partir de las Listas de Pasajeros (1889-1979)", de Nélida Boulgourdjian-Toufeksian y Juan Carlos Toufeksian, publicado por la Fundación Memoria del Genocidio Armenio, una recopilación documental que reúne a los armenios ingresados por el puerto de Buenos Aires, desde fines del siglo XIX hasta 1979, donde se pueden encontrar datos como nombre y apellido, puerto de embarque, fecha, ocupación, religión e idioma que habla. El panel estuvo integrado por el Lic.Adolfo Koutoudjian, la Prof. Alicia Bernasconi y el Lic. Claudio Avruj.



Presentación del libro en la Sala Siranoush (Buenos Aires)


Estuvieron presentes el Arzobispo Kissag Mouradian, Primado de la Iglesia Apostólica Armenia en la República Argentina, el Embajador de la República de Armenia, D. Vahagn Melikian, el presidente del Centro Armenio, Dr. Alberto Djeredjian, y representantes de las organizaciones armenias.
El libro es el fruto de un formidable trabajo de investigación de los autores, y ya se puede adquirir en el Centro Armenio.

Las fotos del evento son gentileza de Vahe Mikayelyan Vahuni
Fuente: Centro Armenio (Buenos Aires, Argentina)

martes, 12 de marzo de 2013

LOS CUARENTA DÍAS DE MUSA DAGH

Franz Werfel

 

Franz Werfel
(1890-1945)

La gran novela del genocidio armenio

Por Marcos Aguinis | LA NACION

Se cumplen ochenta años de la estremecedora novela épica Los cuarenta días de Musa Dagh. Su denuncia fue un rayo que partió conciencias dormidas y se convirtió en uno de los libros más frecuentados de la época. En medio de la ignorancia, la censura y ajenas urgencias, el planificado asesinato de todo un pueblo había quedado en el más oscuro rincón de las agendas. Con una prosa restallante, su autor describe las atrocidades cometidas por el decadente imperio otomano y cómo se construyó una resistencia que involucró las aldeas que rodean la montaña de Musa Dagh. Aislados, sin comida y sin recursos, un millar y medio de personas se negaron a dejarse arrollar. Es interesante el apoyo que durante esa tragedia les brindó el pastor alemán Lepsius, quien mantuvo un esclarecedor diálogo con Ever Pashá, comandante turco. Este jefe explicó sin cortapisas las razones (o sinrazones) de su gobierno para deportar y asesinar a "los piojos" de su país: el pueblo armenio. La lucha duró cuarenta días, hasta que acudió a rescatarlos una fracción de la armada francesa. El escalofriante y largo episodio pasó a transformarse en un símbolo de la tragedia que quedó inscripta para siempre en el corazón de los armenios.

El autor de esa novela basada en hechos reales fue Franz Werfel, narrador, dramaturgo y poeta nacido en Praga en 1890.  Integra la vasta lista de los grandes creadores de la Europa central de aquella época y se lo suele asociar con la corriente expresionista. Su vida también fue de novela. Sirvió en el ejército austrohúngaro durante la Primera Guerra Mundial, con tareas militares en el frente ruso y como agente de prensa. Pero no pudo evitar que se lo condenase por traición a la patria debido a su provocador pacifismo. Las obras que empezó a publicar lo bendijeron con una rápida fama y en 1929 se casó con Alma Schindler, viuda del compositor Gustav Mahler.

Imposible no incorporar un párrafo sobre esa bella, culta e inteligente mujer, que lo acompañó hasta su muerte y había sido la joya más codiciada de su tiempo. Dotada de notable sensibilidad artística y avanzado espíritu rebelde, compositora ella misma e hija de un celebrado plástico, Alma recibió "el primer beso" del pintor Gustav Klimt, fue pareja del pianista Zemlinski y tuvo un affaire con el pintor Oskar Kokoschka. Se enamoró y casó con Mahler, cuyo apellido adoptó para siempre.




Alma Mahler
(1879-1964)


Pero luego se entusiasmó con Walter Gropius, quien fundó la mundialmente aplaudida escuela Bauhaus. Después del fallecimiento de Mahler y un socialmente correcto intervalo, se casó con Gropius. Pero la pareja dejó de funcionar al introducirse en la escena el escritor Franz Werfel. Alma Mahler se divorció de Gropius y se casó con Werfel. Lo acompañó como una musa mientras redactaba la electrizante gran novela Los cuarenta días de Musa Dagh.



Es curioso que haya sido publicada en el mismo año que Adolf Hitler tomó el poder en Alemania. También es curioso que, pese a que la obra alcanzó una acelerada aceptación planetaria, Hitler avanzó con sus siniestros planes antisemitas repitiendo la frase "¿quién se acuerda del genocidio armenio?".
Cuando en 1938 se produjo la anexión que incorporó Austria al Tercer Reich (con el júbilo irresponsable de la inmensa mayoría del país), Werfel, su esposa y sus hijos -lo mismo que Freud y otras celebridades- tuvieron que dejar Viena. Se dirigieron a Francia, donde fueron testigos de la invasión nazi. Entonces Werfel con su familia se desplazó hacia el Sur, hacia Lourdes, que había quedado bajo el gobierno cómplice de Vichy. Parecía que la furia genocida inaugurada en el siglo XX con los armenios no llegaría tan lejos. Fue acogido por los monjes del santuario, pero llegó el momento en que ningún judío se podía considerar a salvo dentro de la Francia ocupada ni de la Francia sometida. Consiguieron embarcarse a los Estados Unidos, donde compuso la famosa "Canción de Bernadette", donde narra los milagros de la Virgen, obra que pronto fue llevada al cine y obtuvo un Oscar. Corresponde, por lo tanto, señalar que fue un judío quien compuso la primera y electrizante novela sobre el genocidio armenio y que fue ese mismo judío quien dotó de verosimilitud, ternura y espiritualidad al milagro de Lourdes.
También fue judío quien acuñó la palabra genocidio. Se trata del abogado polaco Rafael Lemkin, que la propuso en 1944, antes de acabar la Segunda Guerra Mundial y cuando aún no se tenían claras noticias sobre los horrores del Holocausto. Lemkin se refería a las matanzas cometidas por motivos raciales, nacionales y religiosos. Fundamentó su tesis en las atrocidades llevadas a cabo contra el pueblo armenio en 1915. Gracias a sus esfuerzos consiguió que el tribunal de Nürenberg definiera como crímenes contra la humanidad el "asesinato, exterminio, esclavitud, deportación, persecución y cualquier otro acto inhumano contra la población civil, por motivos religiosos, raciales o políticos".
Los historiadores suelen fijar el comienzo de la atmósfera que llevó al genocidio armenio en el golpe de Estado que impusieron los llamados Jóvenes Turcos. El nacionalismo exacerbado, empero, los indujo a canjear las tendencias modernizadoras por una expansión del imperio otomano y "la unión sagrada de la raza turca". Armenia, por su ubicación geográfica, por haber sido la primera nación en convertirse al cristianismo y por insistir en sus reivindicaciones sociales, se convirtió en un escollo. El 24 de abril de 1915 estalló la primera y espantosa manifestación del delirio con el arresto de las 235 personalidades armenias más relevantes -científicos, escritores, sacerdotes, docentes, líderes políticos-, conforme a una lista previamente confeccionada. Ese número pronto ascendió a ocho centenares. Era una decapitación que pretendía privar al pueblo de una orientación confiable e impedir que las noticias cruzaran las fronteras. Al mismo tiempo se organizaron "brigadas de trabajo" con hombres de 16 a 60 años, destinados a construir caminos y trincheras en los que luego se los ejecutaba sin explicarles el motivo. Muchos morían antes del tiro mortal por la extenuación física, la carencia de alimentos, los castigos brutales y la falta de higiene.
A mediados de 1915 empezó la salvaje etapa de empujar niños, mujeres y ancianos hacia el desierto que ahora pertenece a partes de Siria, Irak y Arabia Saudita. Los hacían marchar semidesnudos, descalzos, hambrientos, infectados, heridos, sedientos y aterrorizados. Iban cayendo sobre las arenas que servían de sepulcro, sin que se necesitase gastar la pólvora de las municiones. No conformes con esta "limpieza", buscaron a quienes se habían escondido en orfelinatos o en el interior de las viviendas donde familias turcas decentes y corajudas les brindaron asilo.
Después de la guerra, la comunidad internacional condenó el genocidio armenio, en el que fueron asesinadas un millón y medio de personas. Varios países habían advertido, ya en 1915, que los Jóvenes Turcos serían acusados por el extraordinario crimen. En la actualidad sólo fanáticos son capaces de negarlo. Pero aún la cuestión sigue abierta, porque el gobierno de Turquía se resiste a reconocer su responsabilidad. Contra esa posición se han manifestado grandes intelectuales turcos, incluido el premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk.
A partir de esa masacre creció la llamada diáspora armenia, que ha producido incontables figuras de gran prestigio en todos los campos de la actividad humana. Cuando Franz Werfel publicó en 1933 su gran novela sobre la resistencia ejemplar en torno a una montaña, no podía sospechar que ese pueblo era en sí mismo una montaña difícil de abatir.
© LA NACION.

viernes, 8 de marzo de 2013

UN HOMENAJE A LA MUJER ARMENIA


Del Centro de Creatividad Artística para niños y jóvenes, Stepanakert, Artsakh.
Foto de Marina Mkhitaryan, Stepanakert, Verano-2012.



La historia de Mariam Chilingirian
Durante las luchas revolucionarias que tuvieron lugar en Urfa, en 1915, Mariam Chilinguirian participó como líder de un grupo armado de mujeres vestidas como hombres, entre ellas Gemchian, Mirzayan  y Tuptupyan, y encargadas de seguir las pistas de las tropas turcas.  Mariam defendió la posición rebelde de Sakachontz.   

Mariam Chilingirian
( ¿ ? )

Según quienes la conocieron,  Mariam era una persona sensata y equilibrada que sabía cómo alentar y avivar el espíritu de sus compañeros de lucha.  Cuando las tropas turcas asesinaron a Harutuyn Rastgelenian en el patio de la iglesia, Mariam avanzó para recoger el cadáver de su compañero y arrastrarlo dentro del edificio; en el intento, las balas enemigas le hirieron la pierna.  Como resultado quedó coja y de ahí en adelante la llamaron “Timurleng”.
Al concluir la lucha Mariam fue arrestada y sentenciada a muerte pero la condena se  conmutó a 101 años de prisión junto con la de Yeghisabet Yotneghperian.   Y durante el armisticio de 1918, Miriam fue liberada.

Traducción: Violeta Balián

lunes, 4 de marzo de 2013

INMIGRACIÓN ARMENIA en la Argentina

Inmigrantes armenios arribando a Buenos Aires a principios del siglo XX

Nélida Boulgourdjian-Toufeksian y Juan Carlos Toufeksian presentan su libro Inmigración armenia en la Argentina. Perfiles de una historia centenaria a partir de las Listas de Pasajeros (1889-1979), publicado por la Fundación Memoria del Genocidio armenio.
 Se trata de una recopilación documental que insumió más de diez años y que reúne a los armenios ingresados por el puerto de Buenos Aires, desde fines del siglo XIX hasta 1979. En él se pueden encontrar datos como nombre y apellido, puerto de embarque, fecha, ocupación, religión, idioma que habla.


Hotel de inmigrantes (Buenos Aires, 1912)


Asimismo, esta fundamental recopilación está precedida de un análisis sobre la composición del flujo migratorio, sus tendencias y datos nominativos significativos sobre los inmigrantes. También esta publicación pone al servicio de las nuevas generaciones de descendientes de armenios una información significativa para su propia construcción identitaria.




Juan Carlos Toufeksian (último a la izquierda)
y Nélida Boulgourdjian Toufeksian (segunda desde la derecha)

La presentación del libro se llevará a cabo en el Salón Siranoush, Armenia 1353, el 12 de marzo a las 19 horas y al final  se servirá un vino de honor.

Estamos todos invitados.